sábado, 2 de mayo de 2009

Retomando el accionar. Repensándonos en la reflexión. Nueva travesía para formarnos en comunidad.

durante la conversa. durante la travesía reflexiva.

Necesario es enhebrar palabras antes de iniciar la travesía formativa. En colectivo nos organizamos para semanalmente iniciar fraseos y accionares que nos acerquen a críticas, a visiones, a anhelos plurales que paulatinamente formen al alma y al cuerpo desde los asombros.

En Maracaibo, ciudad puerto, hemos varias veces pensado en la necesidad de construir un espacio de palabra reflexiva sobre nuestra condición de nuestramericanos en emancipación permanente. En esta ciudad de costa y marullo lacustre nos ha costado tejer diálogos, concepciones afínes sin embargo esto no ha desmantelado el vigor y el rigor de seguir intentando juntar las buenaventuranzas, las ganas de leernos y de repensarnos. De allí que, a dos años de la primera fase iniciada en la sede Maracaibo de la Universidad Bolivariana de Venezuela, volvamos a desempolvar este ventanal donde ahora podemos coincidir para latir en sintonía libertaria.

La revolución que se labra en campos, ciudades, la permanente idea y acción que pretende patria buena, la canción necesaria, la lucha en defensa de una Perijá - Planeta Tierra libre de latifundio - oropel - minería y sequedad, la emergencia de capullos rociados de mujer emancipada, de niños lectores de los días, de abuelos activados en soñar nos movilizan para hacer de esta experiencia colectiva un pan para ofrendar, un guiño para iniciar juegos y así reírnos entre tanta mala praxis (desafiante malapraxis) que aún inunda los días de este estado Zulia tan lejos de la lucha organizada, sincera pero tan cerca de la dolida y paramilitarizada frontera colombiana.

Almas que se juntan y orbitan alrededor del placer de transformar y no nada más entender realidades penosas. Almas que desde la idea y luz Bolívar, desde el fragor popular continental de esta Abya Yala intenta semanalmente desafiar a la silente inacción, al "cratos" del buró. Iniciamos la travesía con textos e imágenes de la experiencia para que nunca ningún viento propicie desmemorias y para que sigamos leyéndonos en la acción y el sudor por lo más digno: ser libres en tiempos y espacios libres.


A continuación imágenes y palabras lúcidas, reflexivas sobre la comunicación popular y alternativa del compañero, docente y escritor José Javier León. Todo esto se ha leído, pensado y vivido en la sede del "Comando de la Victoria" frente a la transitada Avenida La Limpia en Maracaibo. Participan activadores de la esperanzadora y digna misión Madres del Barrio.

Aquí las aclaratorias sentidas, Aquí esta ofrenda que comienza a tejerse pluralmente. Leámonos y coincidamos en lo que nos haga dignos y felices.


tertulia para entendernos y proyectarnos en colectivo.

(Des)encuentros entre lo comunal y lo popular

Hablamos de comunicación comunal separada de la “comunicación popular, libre y alternativa”. La separación aparece establecida en el documento donde se recogen las líneas generales de Proyecto, y a pesar de que creo entender de donde proviene la “separación”, creo necesarias algunas precisiones, en aras de alimentar la discusión. En efecto, la comunicación comunal parte precisamente de los “consejos comunales” y de abajo hacia arriba prefigura la construcción de un sistema nacional de comunicación pública, también ante el proyecto de soberanía nacional y el proyecto de integración hacia la construcción de un nuevo orden comunicacional. Se entiende pues, el énfasis en el concepto “comunal”, pero lo que sí debemos –creo- aclarar es que la separación ni siquiera debía ser teórica y mucho menos en el orden de las prácticas. La comunicación que aquí llaman comunal nada es ni será si no está alimentada por el magma multiforme de lo popular, si no se expresan los rostros y las voces de todos, antes de toda institucionalización, antes de toda definición. La comunicación comunal necesariamente ha de ir a la zaga de la comunicación popular, en verdad rezagada, impulsada e irrigada por las voces y los rostros múltiples del pueblo; no debemos pedirle más que eso, y se equivocaría y terminaría anquilosándose, si renunciara a escuchar y a ver en la diversidad la expresión de todas las realidades. Por otro lado, la comunicación comunal como ya dijimos avanza en la construcción de la soberanía, mas la popular construye y redefine incesantemente la autonomía. La comunicación popular es la comunicación del pueblo y como tal es expresión de resistencia frente al Estado, que desubjetiviza y cosifica las relaciones sociales, con su tendencia a clasificar, ordenar y excluir lo otro. De modo que en una coyuntura como la nuestra la comunicación comunal no puede soslayar la comunicación popular y negarse a lo indefinido y lo que está en constante movimiento. Su natural es clausurar la realidad y convivir con lo estatuido, de ahí la importancia de la comunicación popular como fuelle, como desasosiego. La separación a la que nos referimos arriba es sintomática y responde al temor de que lo indefinible nos deje sin certezas, pero he aquí que la comunicación popular y su desorden garantiza la vibración de la democracia. En vez de la separación, debemos abrigar a una suerte de extraña fusión, entre lo comunal y lo comunitario, entre el Estado (y su reificación del tiempo y del espacio) y el pueblo con sus tiempos y espacios multiformes y descentrados. Lo que se nos exige es que la diversidad, lo informe e indefinible, cuaje en instituciones siempre en fuga. Que nada permanezca sino el tiempo del sentido y de la verdad. Que las instituciones maduren con el tiempo y no en instancias suspendidas, desarraigadas, desterritorializadas. Por lo demás, no creo que a otra cosa debemos referirnos cuando hablamos de la construcción de lo público, y en el caso específico, de “comunicación pública”. Yo preferiría llamarla comunicación popular para, ahora sí, diferenciarla de toda comunicación que se produzca en el marco de “relaciones capitalistas de producción”. La comunicación popular cobra sentido, claro está, en el marco de relaciones no capitalistas y cuando surge es para vertebrar y articular experiencias socioproductivas que responden a otra racionalidad, a otros modos de concebir el tiempo y el espacio. La comunicación popular visibiliza e irriga la lenta reconstitución del tejido social. Su cuerpo es atravesado por el “cuento, la fiesta y la candela”, por la memoria, la celebración y la guerra. La comunicación comunal interconecta superficies, la popular magmas, ríos profundos. La comunal se produce y augura la paz del sentido, la popular promete la intemperie, la intemperancia, la furia de la indeterminación; la popular ha hecho de la ética (¿qué si no?) un asunto de vida o muerte; la comunal no conoce la tensión de los límites y más bien se solaza en la extensión. Se dirá que la comunal vive amenazada, atacada y a menudo reducida por las formas terribles del capitalismo, pero he aquí que sin duda pueden coexistir cuando en los momentos de crisis el Estado (capitalista) comienza a regular la voracidad de los intereses privados, en procura de una armonía que contenga el (carácter definitivo del) estallido social, que reprima o desconozca las formas de organización refractarias a las instituciones del Estado. Las que se repelen son las formas de producción capitalistas y las (un “las” que las captura en su huida, en su metamorfosis) de la comunicación popular, toda vez que responden a proyectos diametralmente opuestos. El capitalismo precisa de la cosificación, de la des-subjetivación del pueblo, de su reducción a estadística, a datos, a masa, a mano de obra cada vez más barata, (a lo más) a inerme consumidor; el pueblo en cambio tiene otros intereses: la destrucción del capitalismo y sus formas de (re)presentación. También se dirá que avanzamos hacia el poder comunal, y he aquí que comparto la noción sólo que no escindida de lo popular, libre y alternativo sino precisamente que lo comunal es popular, libre y alternativo, hacia un Estado que se socava a sí mismo, que se antidefine, que persigue incesantemente su no ser, que se sabe (de)construcción cotidiana y de todos.


debate constructivo. el cuerpo escucha.

La comunicación en los procesos de consolidación de las organizaciones comunales y comunitarias. Una propuesta

Desde la perspectiva del poder popular los problemas de la comunicación ofrecen dos dimensiones o ámbitos divergentes. En efecto, hablamos de “la articulación de dos dinámicas: una de soberanía y otra de autonomía” (Mazzeo, 2007). La primera estaría vinculada al Estado-nación, la representación, la dirección centralizada, la táctica, la transacción, la política institucional; la segunda, “a la comuna, la expresión, la confrontación, la dirección colectiva, la estrategia”; la participación, agregaríamos nosotros. Antes de matizar, para el contexto venezolano, esta segunda dinámica, decimos con Mazzeo que la autonomía, a riesgo de caer en la esterilidad, necesita de la soberanía: “Dicho de modo más directo y sencillo: por ahora –y creemos que por mucho tiempo más- la autonomía necesita de la soberanía (…) Una teoría de la transición que dé cuenta de nuestro tiempo exige la combinación de estas dos dinámicas. Por eso creemos que un proyecto emancipador, para consolidarse, debe ejercer las formas de mando específicas de la dinámica de la autonomía y del poder popular en el marco de las dinámicas de soberanía.” Para el caso venezolano, con la extensión y consolidación de diversas experiencias de organización comunales y comunitarias -la distinción está asimismo tocada por la distinción “soberanía”/“autonomía”, siendo lo comunal expresión del estado “socialista” y la comunitaria, expresión de lo otro, rebelde por (in)definición a toda institucionalidad estatal (Del Barco, 2008)- y en particular con los Consejos Comunales, la comunicación “autónoma” - situada en el marco que nos aclara Mazzeo- va un poco más allá si se quiere de los valores que le señala el teórico y militante argentino, para dar cuenta de una tareas que apuntan hacia la construcción del poder popular, toda vez que debe avanzar en la elaboración y ejecución de planes y estrategias de comunicación e información a diversas escalas –desde la comunal con su Plan de Desarrollo hasta un Plan Mundial de Desarrollo según las etapas descritas por Cañizales (2009)-, que articulen e integren las economías (en sentido etimológico oiko-nomías), de las comunidades en resistencia, emancipadas y críticas de la economía capitalista tras-nacionalizada. Cuando afirmamos que la autonomía comunicacional es parte esencial de la autonomía política, económica, social y cultural lo hacemos sobre la base de que una sociedad como la nuestra “regida por la información se inscribe, por así decirlo, en el código genético del proyecto de sociedad inspirado por la mística del número”, proyecto que ha atravesado los siglos desde los albores de la modernidad y hoy se expresa en la globalizada sociedad ciber y “tecnomercantil” (Mattelart, 2002). Desde nuestra perspectiva el proyecto comunicacional popular distingue la comunicación soberana y autónoma, pero también que la teoría y la ciencia de la comunicación y la información ha transcurrido exclusivamente sobre las prácticas tecno-comunicacionales “soberanas”, que hoy incluyen por supuesto la “crisis” del Estado-nación. Nuestra propuesta distingue esa teoría, y desde su situación epistémica, critica las teorías comunicacionales académicas e institucionalizadas y hace teoría y práctica de la comunicación autónoma, es decir, de la comunicación que sistematiza y articula (las) experiencias de esa otra economía, que postula y avanza hacia otro mundo posible (Parker, 2006; Hellinger, 2008). Como dice Mazzeo es irreal renunciar a la comunicación soberana, pero nos toca como Universidad Bolivariana una suerte de doble desafío: criticar la teoría y ciencia de la comunicación “soberana”, al mismo tiempo que construimos la teoría-práctica de la comunicación popular, la misma que haciéndose a la par que pensándose, construye sobre bases históricas (no otras, sino en la cotidianidad de nuestras comunidades), el Poder Popular. Como nos lo afirma Mazzeo, se trata de una “praxis que por su capacidad de soslayar el espíritu de la mercancía y de construir vínculos solidarios, inasimilables por la lógica del capital, prefigura una sociedad nueva en pequeña escala pero que aspira a la totalidad. Entonces, sin alterar las funciones, contenidos y relaciones de esa totalidad –que incluyen al Estado y a la soberanía nacional- y sin fugar del pequeño corral de los empeños fortuitos e incomunicados, esos vínculos, esos proyectos autodeterminados no tienen destino” (175). La comunicación que necesitamos debe “vincular” nuestros proyectos, para que dejen de ser fortuitos y cesen de ocurrir, pues, en el corral de las experiencias sin destino.
Referencias citadas
- Alejandro Cañizales (2009) Territorio, Poder Popular y Planificación del Desarrollo
- Armand Mattelart (2002) Historia de la sociedad de la información. Paidós. Argentina
- Daniel Hellinger (2006) ¿Cómo entiende el “pueblo” la democracia protagónica? Resultados de una encuesta. Revista venezolana de economía y ciencias sociales. Vol 14 -N 1. Pag 153
- Dick Parker (2006) ¿De qué democracia estamos hablando? Revista Venezolana de Economía y Ciencias Sociales v.12 n.1 Caracas abr. 2006
- Miguel Mazzeo (2007) El sueño de una cosa (Introducción al Poder Popular). El Perro y La Rana. Caracas, Venezuela
- Oscar del Barco (2008) El Otro Marx. Milena Caserola. Buenos Aires

activadores de la misión madres del barrio. maracaibo. zulia. venezuela.


Comunicación para la organización

El modelo de comunicación que conocemos, atravesado por la tecnología de los medios y su modo de des-componer la realidad, ha definido las formas del pensamiento sobre los medios y, lo que sin duda es más relevante, se ha convertido en la instancia desde la cual acceder a la realidad, y, llegado el caso concebirla. Este modelo de comunicación y el modo de producción capitalista sin duda comparten la construcción de la sociedad moderna, sobre todo a partir de mediados del siglo XIX cuando la dominación de EEUU se fue extendiendo a la par de (el modelo norteamericanizado de) la gran prensa, con la aparición paulatina de la radio, el cine y más tarde la televisión, y hoy, liderar las tecnologías de la información e Internet, hasta el punto de controlar geoestratégicamente los mercados y flujos digitales del planeta. Por otra parte, el compromiso estructural de los medios con el capitalismo, está inextricablemente consubstanciado con la producción simbólica, de modo que el mundo no sólo piensa sino que sueña e imagina sobre los ritmos y el tempo del tiempo/espacio capitalista. Hoy hablamos sin empacho de tiempo de televisión, y hemos aprendido a respetar a pies juntillas el Time is Money que alimenta las subjetividades cosificadas, su idea de productividad (cada vez mayor riqueza sobre menor cantidad de tiempo), a expensas de los trabajadores, de sus vidas, y del planeta. Olvidar la relación vicaria entre medios y capitalismo, es pasar por alto lo esencial. Así las cosas, en la elaboración de una alternativa a la actual situación mediática mundial, nos toca pensar una comunicación y unos medios que acompañen el proceso de construcción del socialismo bolivariano. No son los valores del capital, pero tampoco sus formas mediáticas, las que nos pueden ayudar en la tarea histórica de crear las bases para la emancipación simbólica, icónica, imaginaria, audiovisual, comunicacional e informacional, que de al traste con las formas del capitalismo, hoy en crisis. Una crisis que, por cierto, con sus estertores, amenaza con hacer colapsar el planeta. No es pequeño el reto. Por un lado, nos toca unir lo separado, lo despedazado por el capitalismo. Reconstituir nuestras comunidades. No debe diluirse el hecho de que el lugar que ocupamos en nuestra cotidianidad es producto de relaciones sociales atravesadas por el capital, que nuestros barrios son aluvionales porque sobre las poblaciones que han existido en este territorio han sido diversas las fuerzas que han actuado desplazando, persiguiendo, expropiando, expoliando. Los llamados en los setenta ?cinturones de miseria? que rodean las populosas ciudades latinoamericanas en realidad son desesperanzados obreros y obreras, son los vigilantes, los constructores, los jardineros, hoy los excluidos de tercerizadas economías que alientan y se enriquecen con el desempleo estructural. Es más, llegamos allí porque nos quedamos sin tierras, aventados por el olor del progreso que nos prometían los partidos políticos abanderados de los proyectos de modernización de los bancos mundiales. Desde las villas miseria construimos las ciudades pujantes de la modernidad que nos expulsa y violenta. Los muros que hoy construyen para separar a los pobres de los ricos, en México, en Israel, en Argentina, en Brasil, son la constatación física del desprecio y el racismo, pero son también la expresión de que la modernidad que ayudamos a edificar (con nuestros silencio y rostro peligrosos y difusos) ya no nos necesita. Tenemos una historia que es testimonio de violencia, y como decía Walter Benjamin "Todo documento de cultura es un documento de barbarie". Tomar conciencia de ese deslave, de esa violencia, de esa fundación sobre escombros, es parte de nuestra tarea histórica. El capitalismo y sus medios han ocultado precisamente esa violencia, y pretender hoy colocar la violencia de las ciudades, por ejemplo, como algo aislado y propio de sectores que no pueden asimilar los valores de la civilización, del urbanismo es una aberración, que no obstante consumimos en productos ?periodísticos? y de ?entretenimiento? amarillistas, racistas, que mancillan la dignidad humana. Nos toca pues, ejercer una comunicación que visibilice nuestro pasado. Allí están los testimonios vivos en nuestras comunidades, en nuestros barrios. El capitalismo y sus medios, al borrar nuestra historia, procede además a suspender en una atmósfera mediática las imágenes representativas de la sociedad, sólo que despojadas de historicidad. Los medios, la prensa, la televisión, nos entregan una imagen abstraída de la realidad, con la cual fabrican lo que Benedict Anderson llamó la ?comunidad imaginada?. Dejamos de tener una historia para compartir una creada por los medios. Los medios heredan, prolongan, fabrican e impulsan la historia oficial que las elites burguesas editan ?con? los hechos del siglo XIX y XX, cuando se definió el Estado-nación, la república, la modernidad, la democracia representativa, el estado de bienestar, el neoliberalismo. A raíz de la llegada al poder del presidente Chávez, los estamentos y estatutos de la Venezuela mediática comienzan a resquebrajarse (su misma victoria es un ejemplo de cómo el poder que ejercían los medios en la conciencia de los venezolanos comenzaba a replegarse), lo que se evidencia en los ataques, en la virulencia de los medios contra el proceso bolivariano. Nuestra Venezuela, la real, no la mediática, tiene intereses irreconciliables con los medios y las clases detrás de los medios que construyeron la Venezuela que era imagen en el mundo de petróleo y mujeres bellas (y estúpidas). No obstante, tras el requebrajamiento e inminente derrumbe de esa farsa mediática aún no hemos logrado contraponer un modelo de comunicación y de medios alternativo. Hasta ahora, hemos respondido con siempre relativo éxito a los ataques de la furia mediática con los mismos instrumentos (medios y tecnologías) redistribuidos con criterios no capitalistas. Nuestra radio y televisión ?soberana?, defensora del Estado-nación y sus recursos contra la avanzada neoliberal, por ejemplo, hace frente a los medios nacionales y transnacionales vinculados sustancial y estructuralmente al mercado con sus mismas armas. Esa lucha es hoy irrenunciable y sus batallas copan el escenario de los medios, eventos y políticas de la comunicación e información. Se trata de la misma estructura, digamos, sólo que con contenidos y mensajes responden a una ética del diálogo y la solidaridad, en lo que tiene de no refractaria a los ?discursos? mediáticos. Por una vez, podemos decir los medios no son el mensaje. Ahora bien, no es ese el único escenario alternativo y, yendo más allá, verdaderamente alternativo. En otras palabras, la transición no es un estado definitivo, aunque ciertamente los procesos sociales son contingentes y necesitan redefiniciones al hilo (y al filo) de la historia, mas no debemos confundir lo in-definido de todo ?proceso? (des-fetichización) con ?transición?, esto es, que no podemos renunciar a la definitiva superación de las relaciones de producción capitalistas. Los medios, por su parte, operan digamos de arriba hacia abajo, es decir, de la comunidad imaginada hacia las abstraídas poblaciones, hoy reducidas a ?mercados de consumidores?. El modelo comunicacional que necesitamos construir, en cambio, no puede abstraernos, al contrario debe construirse de abajo hacia arriba, partir de nuestras realidades, de nuestras economías, de nuestros multilingües y pluriculturales mundos. En nuestra comunicación han de caber todos los mundos posibles. Necesitamos una comunicación que vincule nuestros proyectos de vida. Que nos relacione, que nos haga partícipes de nuestra colectiva emancipación. Que reconstituya nuestro tejido social. Esa comunicación será necesariamente local pero no así todos sus vínculos, sus relaciones, sus alcances. En las redes, todos los puntos cuentan, todos los nudos son importantes y decisivos. Todas las comunidades son experiencias, para aprender y enseñar. La economía socialista requiere de la articulación de las economías locales y comunitarias, depende de economías territorializadas, de comunidades emancipadas, de sujetos históricos liberadas de la explotación capitalista. La economía socialista no está articulada al mercado, sino a la totalidad de la vida. Nuestra comunicación parte del bien común (no del bien privado y de los intereses particulares), y retorna a su condición originaria: comunicación, comunidad: común unión.

domingo, 14 de septiembre de 2008

martes, 19 de junio de 2007

Posición revolucionaria frente al desastre ecológico global por Nicanor A. Cifuentes G.

"[...]Extraña religión esta la de los ecologistas, secta más bien, que más que requerir de culpas por ser redimidas, trata de la traslación de los estigmas de Gea a la piel misma que los produjo."

Miguel Von Dangel.

El Pensamiento de la Imagen y otros ensayos.

Primera edición. 1997. página 391.



El día lunes 18 de junio de 2007 volvimos a encontrarnos en la sede de la Universidad Bolivariana de Venezuela - Sede Maracaibo para iniciar una esperada tertulia sobre el acontecer ecológico global, revisando de manera reflexiva y crítica sus visibles y no tan visibles aristas.

Desde una profunda historia de saqueos, lacerados en nuestro cuerpo de continente toca revisarnos el alma colectiva. Mirarnos lo que hemos sido y lo que truncado ha sido de nuestra diversidad vital, cultural, de nuestra colorida movilidad desde el ser más fecundo.

El salón bien dispuesto desde temprano de a poco se fue llenando de conceptos y definiciones que las más de las veces desconocemos y que necesariamente debemos incorporar en nuestro conocimiento - sentimiento para repensar y rehacer nuestras conductas para con el ecosistema que nos incluye.

Aparece la diversidad, la sobrevivencia, la deforestación, la conversión de bosques primarios en pastizales, se nutre la sobrevivencia de espasmos, se extingue lo no conocido aún. Se extingue la vida en forma de microbio, hongo, escarabajo, pez, anfibio, reptil, ave, mamífero. Aparecen las vulnerabilidades, los riesgos, las especulaciones, las mercancías de lo otrora natural.

Se parcela el espacio público, aparecen las propiedades y la ciencia, en su devenir como discurso y praxis, avala el saqueo, la muerte, la indiferencia pues le toca a los poderosos mantener un status quo y para ello se valen de invasiones hasta las actuales y desalmadas guerras preventivas.

El planeta una fábrica y ya no un punto azul pálido en el infinito cosmos.


Hablar del orbe y sus casquetes polares en declive, de los glaciares en su derretimiento cada vez más denunciado necesariamente debe llevarnos a reflexionar sobre la agresión inclemente, irracional, antiética e insostenible del modelo capitalista de corte neoliberal que pretende garantizar sólo la supremacía de unos pocos por sobre los padecimientos de la grande mayoría global.

En esta hinchazón no controlada a nivel planetario, aparecen luego de tanta denuncia, fulgores continentales que ayudan a revisar el rol de la movilidad social en la construcción, desde abajo, de una nueva manera de entender y construir la democracia por y para todos, sin la necia y caduca idea de someter las expectativas plurales de mejora en la calidad de vida a la elección de representantes, cada cinco años, para luego morir de mengua en la espera.

De la acción cotidiana, de los errores y glorias heredados en el devenir de las vidas toca hacer el gran amasijo que termine de implosionar la idea de que el tiempo es oro, de que somos en la medida en que tengamos más y acumulemos más (cual saco sin fondo) los múltiples objetos que nos hace consumir (de manera artificial) el mercado y sus farándulas.

Toca pues revisar lo constante y digno de las diversas luchas sociales desplegadas como alas de mariposas a lo largo y ancho de Nuestra América.

La ecología y el grave problema de la pérdida y fragmentación de bosques hablan de un desbalance espiritual que toca revisar a profundidad con la intención sana de comenzar a rescatar a los hombres y mujeres de las fobias cinceladas por tantos años pegados, como cuerpo colectivo, frente al "mago de cara de vidrio" que todo lo hace instantáneo y superfluo.

La ecología asume en este siglo de tanto quiebre el reto de impulsar una nueva propuesta civilizatoria que termine de hermanar, que logre concretar la visión ecuménica que tanto nos han cercenado: Estamos en todo pues somos en el todo.

Dialogar entre todos, en la casa, es comenzar a sincerar la nueva humanidad necesaria para el nuevo mundo posible.

La ecología es una ciencia "suave", es ciencia subversiva, pero no nada más es ciencia sustentada por las interacciones de los múltiples elementos que convergen en un ecosistema, no nada más se encarga de estudiar la distribución y la abundancia de los seres vivos, no nada más es sinopsis de la transformación de la materia, de la energía en espacios de vida bien definidos.

La ecología es la posibilidad de acariciar a Gea, a Pachamama desde la convicción y la coherencia iluminada, desde el día a día, para empezar a celebrar la vida y sus múltiples manifestaciones, para incorporarnos a la dimensión sagrada que tanto agite y tanta transacción, tanto trueque y rapiña técnica nos sustraen.

Nos ha faltado el contacto con el otro y con la naturaleza y sus texturas de hoja verde, corteza, escama, pelaje y piedra. Entendemos que las relaciones humanas las condicionan en la actualidad un modo de ser que nos es ajeno y que nos subyugan sin ni siquiera reconocerlo, afrontarlo.

Presos de una celda que nos alucina con las famas de una estabilidad que es oropel y vana ilusión temporal mientras mayorías descalzas no logran llevarse bocado alguno al alma, no logran dormir tranquilos ante la sed nunca calmada.

No es de extrañar que se vulnere la vida y se tale y se caliente el orbe cuando los poderosos tienen el escenario para hacerlo, cuando condicionaron las leyes y las transacciones a su favor. Legitimado lo perverso toca irrumpir con verdades críticas y toca, desde la beligerancia cotidiana asumir la alternativa como respiración. Toca... tomarse la molestia.

El encuentro pues, estuvo centrado en la revisión de todos estos (y algunos otros) puntos. Desde las 9 de la mañana hasta las 12:50 post meridian fue plena la emoción de sabernos constructores de un nuevo diálogo que refresque y que nos alumbre y nos haga partícipes, de a poco, de la cada vez más grande conciencia planetaria.

Algunas ideas tomadas de lecturas recientes precisan este anhelo y le dan nombre: Ecología Política, Ecosocialismo. Veamos, leámonos en estas búsquedas pues ya la tierra y sus aguas, ya las biósferas no están para esperar más racionalidades y conductas neutras.

Para el debate permanente.

Algunas propuestas e iniciativas para el accionar conjunto

Universidad Bolivariana de Venezuela – Sede Zulia.-

Programa de Formación de Grado Gestión Ambiental

Puerto Maracaibo, 18 de junio de 2007.

“[…] Incorporar pues un marco ecológico en nuestra toma de decisiones económicas y políticas – para tener en cuenta las repercusiones de nuestras políticas públicas en la red de relaciones que operan en los ecosistemas – puede constituir de hecho, mas que una aspiración, una necesidad biológica. Ha llegado el momento de reconocer que las consecuencias ecológicas de la forma en que la población utiliza los recursos de la tierra están asociadas con el patrón de relaciones entre los propios seres humanos (c.f. Lewis, 1947). De hecho la necesidad de tránsito hacia un estilo de desarrollo sustentable implica un cambio en el propio modelo de civilización hoy dominante, particularmente en lo que se refiere al patrón ecocultural de articulación “sociedad – naturaleza”. Es por ello que no tiene cabida intentar desvincular los problemas del medio ambiente de los problemas del desarrollo, puesto que los primeros son la simple expresión de las falencias de un determinado estilo de desarrollo. La adecuada comprensión de la crisis supone pues el reconocimiento de que ésta se refiere al agotamiento de un estilo de desarrollo ecológicamente depredador, socialmente perverso, políticamente injusto, culturalmente alienado y éticamente repulsivo. Lo que está en juego es la superación de los paradigmas de la modernidad que han estado definiendo la orientación del proceso de desarrollo. En este sentido, quizás la modernidad emergente en el Tercer Milenio sea la “modernidad de la sustentabilidad” en donde el ser humano vuelva a ser parte (antes que estar aparte) de la naturaleza. […]” (página 62)

“El dilema actual de la sustentabilidad se resumiría, por consiguiente, en la inexistencia de un actor cuya razón de ser social fuesen los recursos naturales, fundamento al menos de la sustentabilidad ecológica y ambiental del desarrollo. Esto se vuelve aún más complejo al considerar que lo que se dice en relación con el capital y el trabajo, sus respectivos actores detentan la propiedad de los respectivos factores mientras la propiedad de algunos recursos naturales y de la mayoría de los procesos ecológicos es, por lo menos en teoría, pública. Convivimos con dos realidades contrapuestas: Por un lado todos los actores parecen concordar en que el estilo actual se ha agotado y es decididamente insustentable, no sólo desde el punto de vista económico y ambiental sino principalmente en lo que se refiere a justicia social. Por el otro, no se adoptan las medidas indispensables para la transformación de las instituciones económicas, sociales y políticas que dieron sustento al estilo vigente. Cuando mucho, se hace uso de la noción de sustentabilidad para introducir lo que equivaldría a una restricción ambiental en el proceso de acumulación, sin afrontar todavía los procesos institucionales y políticos que regulan la propiedad, control, acceso y uso de los recursos naturales y de los servicios ambientales. Tampoco se hacen evidentes las acciones indispensables para cambiar los patrones de consumo en los países industrializados, los cuales, como es sabido, determinan la internacionalización del estilo. Hasta el momento, lo que se ve son transformaciones sólo cosméticas, tendientes a “enverdecer” es estilo actual, sin de hecho propiciar los cambios a que se habían comprometido los gobiernos representados en Río. Un fenómeno por lo demás conocido por los sociólogos y politólogos que lo clasifican de “conservadurismo dinámico”. Antes que una teoría conspirativa de grupos o estratos sociales, se trata de la tendencia inercial del sistema social para resistir al cambio, promoviendo la aceptación del discurso transformador precisamente para garantizar que nada cambie, en una suerte de “gatopardismo” posmoderno”. (página 72)

“[…] El desarrollo sustentable, está padeciendo de una patología común a cualquier propuesta de transformación de la sociedad demasiado cargada de significado y simbolismo. En otras palabras, por detrás de tanta unanimidad yacen actores reales que comulgan visiones bastante particulares de la sustentabilidad”. (página 73)

“[…] el reconocimiento de que los problemas ecológicos revelan disfunciones de carácter social y político (los padrones de relación entre seres humanos y la forma en que está organizada la sociedad en su conjunto), y son el resultado de distorsiones estructurales en el funcionamiento de la economía (los padrones de consumo de la sociedad y la forma en que ésta se organiza para satisfacerlos) […]” (página 74)

Guimarães, Roberto P. 2002. La ética de la sustentabilidad y la formulación de políticas de desarrollo. 53-82 p. En: Ecología Política: Naturaleza, Sociedad y Utopía. Alimonda, Héctor (Compilador). Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO).

Sirva la anterior compilación de reflexiones en torno al tema de la construcción de una ética de la sustentabilidad más colectiva y consciente del ecosistema que nos incluye, “[…] en donde el ser humano vuelva a ser parte (antes que estar aparte) de la naturaleza. […]”, para iniciar el “aterrizaje” en el plano de la concreción y de la puesta en marcha de las tácticas que se nutren de una estrategia esencial: Promover un debate formativo que permee todo el acontecer cotidiano de la Universidad Bolivariana de Venezuela, para desde allí, iniciar de manera concertada y decidida toda la puesta en marcha de experiencias relacionadas con la construcción del socialismo venezolano, latinoamericano y planetario de este nuevo siglo, el siglo de la ecología.

En este sentido podemos esbozar una serie de iniciativas que en los días sucesivos estaremos enriqueciendo de manera interdisciplinaria y plural.

Sugerimos:

  1. La creación de seminarios de formación sociopolítica en el marco de una ética ecológica.
  2. El diseño concertado, analítico de un ciclo de conferencias sobre la estrategia de conservación llevada a cabo por algunos países en América conocida como Pago por Servicios Ambientales (PSA).
  3. La puesta en marcha de un seminario – taller denominado hasta ahora: “Caracterización de la bioregión y el ordenamiento territorial como contexto para el diseño de un modelo económico sustentable que garantice la justicia y equidad social”.
  4. Articulación de experiencias con tecnólogos populares sobre la producción de energías limpias en las comunidades rurales e indígenas.
  5. Creación de una sala situacional para el análisis estratégico de la situación de los recursos naturales en la bioregión, el impacto socioambiental del modelo de extracción de recursos (carbón, caliza, sal, hidrocarburos –sólidos, gaseosos y líquidos-) y el escenario energético nacional e internacional.
  6. Iniciar el debate colectivo que asuma la concreción de propuestas que activen campañas sobre los usos y los modos de vida, trascendiendo la sociedad de consumo que actualmente nos corroe. Tarea conjunta de los Programas de Formación de Grado Agroecología y Gestión Ambiental en lo relacionado al diseño de actividades conjuntas para asumir la puesta en marcha de experiencias relacionadas al tema de los abonos orgánicos, etnoecología, entre otras propuestas.
  7. Seleccionar comunidades a partir de la unidad Proyecto para desarrollar experiencias piloto de producción de energías limpias y tecnologías alternativas.

Citando a Guillermo Castro Herrera en su ensayo Naturaleza, Sociedad e Historia, donde apuesta por una necesaria y sincera revisión (en el caso latinoamericano) de los aconteceres históricos que definen de forma hegemónica y unívoca las políticas socioeconómicas del presente, decimos con él:

“[…] Este programa de trabajo, si llega a ejecutarse, tendría que ser traducido a una pluralidad de iniciativas de investigación, debate y organización, conservando siempre su carácter multidisciplinario mediante un enfoque que combine a un tiempo la investigación histórica a largo plazo hacia el pasado y el análisis de las tendencias a mediano plazo en el desarrollo de los acontecimientos que la crisis ha puesto en marcha. En tanto seamos capaces de actuar en este sentido como gente de cultura, comprometida con la sobrevivencia y el bienestar de nuestras sociedades, habremos contribuido a la solución de uno de los grandes problemas de nuestra región en nuestro tiempo. Como latinoamericanos, además, habremos sabido atender a la advertencia que nos legara Simón Bolívar en el contexto de otra crisis, también decisiva en nuestra historia: “A la sombra de la ignorancia trabaja el crimen”. Y no cabe duda que, sabiendo al menos cuánto está aún por ser hecho, dejar de hacer será el crimen mayor de nuestro tiempo”.

(presente en la publicación Ecología Política: Naturaleza, Sociedad y Utopía. Alimonda, Héctor (Compilador). Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO). (páginas 92-93)


Algunas imágenes tomadas por los estudiantes del PFG Gestión Ambiental: Reinaldo Fernández y José Mundo.




Salón Blanco. Universidad Bolivariana de Venezuela- Sede Maracaibo.
La tertulia en pleno accionar.


Otra vista del espacio de encuentro del día lunes 18 de junio de 2007.


Muchos son los interesados en los textos que sirvieron de apoyo a la discusión.

Sugiero con humildad revisar los siguientes enlaces:

La conservación ambiental en el socialismo del siglo veintiuno (por Dr. Jesús A. Rivas)

Por una ética ecosocialista (por Michael Lowy)

Ecosocialismo o Neobarbarie (por Andrés Lund Medina)


Seguimos formándonos... conmovedor reto, gracias!!!

viernes, 1 de junio de 2007

"Árboles en fila para detener el avance del gigante de siete leguas": La unión por esfuerzos sensibles y bien dirigidos.

Yo deseo más que otro alguno ver formar en América la más grande nación del mundo, menos por su extensión y riquezas que por su libertad y gloria...” Simón Bolívar. 6 de septiembre de 1815. Carta de Jamaica.


Desde una conversa muy fluida, esperada y esperanzada por el nuevo vuelo del canal de televisión TVes, comienza el lunes 28 un nuevo capítulo del Curso de Formación Sociopolítica.

En esta oportunidad las referencias sobre un Bolívar epistolar, un Bolívar en Jamaica acosado por la desolación del derrumbe de la Segunda República (1815), son actualizadas por la docente Elaine Centeno Álvarez en compañía de los que allí nos congregamos.

El temario en esta oportunidad contemplaba lo siguiente:

Proceso de integración latinoamericana y caribeña frente a la geopolítica y estrategia de la hegemonía del imperio norteamericano en América Latina y el Caribe (caso venezolano).
Fundamentos filosóficos de una nueva sociedad.
Contenido:
1. Introducción: Carta de Jamaica y Congreso Anfictiónico
2. El Mercado como estrategia de “integración”: Caso ALCA/IRSA y TLC
3. De la integración energética a la integración política
4. De “Nuestra América” de José Martí al ALBA.

De la conversa partieron nuevas ideas, nuevos brotes, imaginarios que exponen su pecho abierto para sabernos y para entendernos en este país que ahora construimos.

Desde las lecturas a la Carta de Jamaica iniciamos una travesía sobre los contextos que probablemente habrán suscitado esas angustias del Padre Libertador cuando exponía a Henry Cullen (ciudadano de Jamaica) las razones de la caída de la Segunda República y donde se señalan las causas fundamentales del movimiento emancipador a partir de una crítica al sistema colonial imperante. En esta tertulia ofrecida por Elaine, hilamos desde sus notas, la preparación estratégica del Congreso Anfictiónico a celebrarse en Panamá.

Repasar estas necesarias acciones, históricas hazañas, en procura de la integración de las florecientes repúblicas son vitales para enriquecer la convicción anti imperialista que nos define como nuevo país que apuesta por la creación de un mundo multipolar, ajeno a hegemonías e inmorales valores que orbitan el oropel y la farsalia.

Bolívar prefigura el tema de la unidad latinoamericana, posteriormente Mariátegui y Martí en sus momentos, desde su poesía y sudor, desde sus angustias y búsquedas colectivas cristalizarán un discurso que hace converger a ese Bolívar padre con las necesarias convicciones espirituales, de fondo, que toda independencia plena ha de asumir.

La raíz negra, " el costado indio" por citar al poeta Gustavo Pereira, por sobre las imprecisiones y la parálisis que genera el discurso sobre lo "mestizo" como hibridización que confunde antes que emancipar.

De la resistencia poética a la necesidad de vernos reflejados en un continente surcado por diversidades y coloridas expresiones es que surge este anhelo por releer a Bolívar y Martí.

Nuestra América (1891) habla de los hombres reales, del hombre y mujer sinceros inmersos en el dolido espacio que llaman América. De allí que en pleno siglo XXI, en plena construcción oír, leer la gigante frase: "reconocer es resolver" invita a acicalar la mirada hacia lo cotidiano, hacia la porfiada manera de ser originales y hermosamente diversos.

Desde el vuelo emprendido hacia una nueva manera de comunicarnos, pisando como país nuevos terrenos donde construir tanto anhelo pospuesto, este lunes 28 de mayo no es casual que convoquemos a Bolívar a dialogar y que en nuestros esfuerzos por verle aparecer hecho luz, también se apersone hecho pájaro de agua, el bello Martí de la bella Cuba donde crece la palma.

La integración de almas para hacer añicos este desdén por lo nuestro y así, en el gerundio del crecimiento, seguir adivinando y sudando las certezas que tantos anhelan.

El salto hacia el siglo de los agites y los desvelos no fue duro. El vuelo nos trae a procesos de integración inéditos. Refulgen los movimientos sociales de Nuestra América y los hombres y mujeres sinceros florecen con perfumado color. El ALBA como alternativa contraria a la muerte asfixiante que fue el ALCA avanza por sendas coloridas, sin embargo, decimos con Esperanza Martínez, untados de reflexión crítica, que "ALBA que trae luz no se puede centrar en la oscuridad del petróleo".

Para que las integraciones sean las de los pueblos que amasan maíz y siembran la mandioca. Para que las integraciones huelan a páramo y a cóndor, repletas del color costero, pacífico y atlántico. Integrados desde los ritmos y las gestualidades. Diversos.

Para que las venas abiertas se curen y ya no abunden las mega infraestructuras que desdibujan ríos para hacerlos hidrovías, que penetran selvas cerradas para abrirlas de gasoductos.

Una América grande en su honor antes que por sus riquezas gasíferas, petroleras y mineras.
Una América para la música, para el descubrimiento cotidiano, para la caligrafía colectiva.

Invito, en el ánimo de seguir descifrándonos desde Bolívar y Martí, a revisar este texto tomado de la red, más en específico, de la página electrónica cubana: Pinar del Río Guerrillero:

Bolívar cabalga por América y Martí actualiza sus discursos

Por Ramón Brizuela Roque

Tan separados en el tiempo hoy se juntan el eco de los cascos y el bramar de los lanceros en el llano, con el verbo ardiente y las cargas de machetes mambíses: Simón Bolívar y José Martí coinciden plenamente en América, está en marcha la segunda gran revolución continental.

Del Río Bravo a la Patagonia se alzan las masas oprimidas, porque en sus corazones vibran las palabras del Apóstol, que dijo: ¡Pero así está Bolívar en el cielo de América, vigilante y ceñudo, sentado aún en la roca de crear, con el inca al lado y el haz de banderas a los pies; así está él calzadas aún las botas de campaña, porque lo que él no dejó hecho, sin hacer está hasta hoy: porque Bolívar tiene que hacer en América todavía!

Obras del pintor pinareño Dausel Valdés

El Maestro, como también se conoce a nuestro Héroe Nacional, vislumbró en su momento el futuro de América, no por gusto escribió: “No hay proa que ataje una nube de ideas. Una idea enérgica, flameada a tiempo ante el mundo, para, como la bandera mística del juicio final a un escuadrón de acorazados.

Los pueblos que no se conocen han de darse prisa por conocerse, como quienes van a pelear juntos...”

Ahora, en los albores del siglo XXI, las ideas martianas y bolivarianas se juntan en las condiciones objetivas enraizadas por el imperialismo y enriquecidas por los revolucionarios de hoy, como Fidel Castro y Hugo Chávez, depositarios de las ideas de ambos libertadores.

Ya no es combate de lanza y machete, es enfrentamiento de ideas como cada vez reitera Fidel; es unirse para la acción; es dividir riquezas para progresar. Los ejércitos de hoy no son las largas filas de llaneros, no son las cargas mambisas, no son las divisiones aerotransportadas, son el ALBA, Petrocaribe, Telesur, Misión Milagro, sistemas de integración que prometen más libertad que la aportada por las armas.

Las bombas, los cañones y los cohetes enemigos pueden matar a los hambrientos, pero no matarán el hambre; podrán matar a los enfermos, pero no a las enfermedades.

En el histórico documento Carta de Jamaica, hace 190 años, Simón Bolívar expresa: “...el velo se ha rasgado y hemos visto la luz y se nos quiere volver a las tinieblas: se han roto las cadenas; ya hemos sido libres, y nuestros enemigos pretenden de nuevo esclavizarnos”. Estos principios, referidos a España, son como si se le dijeran hoy al imperialismo norteamericano.

Su ideal integracionista lo llevó a escribir: “Yo deseo más que otro alguno ver formar en América la más grande nación del mundo, menos por su extensión y riquezas que por su libertad y gloria...”

“Seguramente –añadía - la unión es la que nos falta para completar la obra de nuestra generación. Es la unión ciertamente; mas esta unión no nos vendrá por prodigios divinos, sino por efectos sensibles y esfuerzos bien dirigidos”.

El Libertador que tuvo que enfrentar a la Doctrina Monroe, sabía del peligro que representaba para las repúblicas de América el imperio norteamericano, por eso lo dejó escrito para las futuras generaciones, aunque no fue hasta época reciente que los suramericanos lo entendieron.

Hugo Chávez sí comprendió el mensaje, muy claro y vigente para hoy, porque Bolívar recordó: “Cuando los sucesos no están asegurados, cuando el Estado es débil, y cuando las empresas son remotas, todos los hombres vacilan; las opiniones se dividen, las pasiones se agitan y los enemigos las animan para triunfar por ese fácil medio. Luego que seamos fuertes, bajo los auspicios de una nación liberal que nos preste protección, se nos verá de acuerdo cultivar las virtudes y los talentos que conducen a la gloria...” Un análisis detenido de ese párrafo nos muestra a la Venezuela actual.

Lo mismo ocurría en el Caribe, cuando José Martí escribió su artículo Nuestra América, donde aseguraba: “Éramos una visión, con el pecho de atleta, las manos de petrimete y la frente de niño. Éramos una máscara, con los calzones de Inglaterra, el chaleco parisiense, el chaquetón de Norteamérica y la montera de España...”

Efectivamente éramos así, hasta que un buen día triunfó la Revolución cubana y revindicó todas las luchas frustradas del continente. Hasta que un Guerrillero del mundo proclamó: “Esta gran humanidad ha dicho basta y ha echado a andar, y su marcha de gigantes no se detendrá”.

Las ideas independentistas de Bolívar y Martí fueron enriquecidas con la táctica y la estrategia de Fidel Castro, ahora sazonadas de manera muy criolla por Chávez, con una prédica revolucionaria constante que no se apoya en las armas, más que para defender las conquistas, sino en el terreno del pensamiento y que en Cuba, hemos de llamar Batalla de Ideas.

La Batalla de Ideas no es sólo construir, es cambiar todo lo susceptible de ser cambiado, es la defensa de las conquistas, es avanzar sin hacer concesiones al enemigo, es formar a un hombre nuevo, es compartir no lo que nos sobra, sino todo lo que tenemos.

Cuba y Venezuela son un ensayo de esa gran nación que soñaron Bolívar y Martí, que poco a poco arrastrará a las grandes masas de desposeídos y los irá dotando de dignidad y soberanía.

Los ejemplos son palpables, los tenemos en las escuelas Latinoamericana de Medicina y la de Deportes, en la Misión Milagro que devolverá la visión a millones en el continente, en el compartimiento del petróleo entre países hermanos y, de manera especial, tenemos el caso de Villa Bolívar, en Sandino, donde la solidaridad hizo lo que no puede toda la riqueza del mundo.

Indudablemente queda mucho por andar, sólo se dan los primeros pasos y hay que volver a Martí, que en el cierre de su histórico artículo periodístico aquí citado, puntualizó:

“¡Porque ya suena el himno unánime; la generación actual lleva a cuestas, por el camino abonado por los padres sublimes, la América trabajadora; del Bravo a Magallanes, sentado en el lomo del cóndor, regó el Gran Semí, por las naciones románticas del continente y por las Islas dolorosas del mar, la semilla de la América nueva!”

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Adjunto imágenes de este día conversado, tejido por todos.





miércoles, 23 de mayo de 2007

Los Medios de Comunicación en los procesos revolucionarios. Creatividad y Propaganda Política

Este nuevo encuentro estuvo signado por la atención y la interacción. Dialogar se convierte, por momentos, en un acto oneroso para la fisiología que nos moviliza, en un forzado verbo que nos obliga a movilizar más energía de la que pareciéramos tener.


Desde el tempo de la calle se nos obliga a mercantilizar los segundos y se legitima, sin saberlo la más de las veces, ese decir del famoso Fukuyama: "[...] no es el tiempo de los relatos largos[...]".


En el ajetreo que nos autoimponemos bañados de macdonalización se nos va la mirada al prójimo, se nos va esa bella frase plasmada en una pared de la París convulsa de aquel mayo francés del año 1968: "Habla con tu vecino".


Si la fe es por oir entiendo que estos días son de desesperanza cotidiana, de tramas babilónicas, de instantaneidades suplantadoras del cuento verdadero que hacemos en colectivo, y no es de extrañar que el alma y la dermis anden de abismo en abismo resistiendo el embate.


Se habló en el curso de estas percepciones mas cuando el auditorio está pleno de jóvenes interesados en la nueva idea y en el nuevo accionar emancipatorio de la comunicación social real.

El docente José Javier León asume de nuevo en el aula 2-10 de la Universidad Bolivariana de Venezuela - Sede Maracaibo, una tertulia fresca y sincera abrazada a importantes temas:


1. Guerra de cuarta generación.

2.Medios y Poder (político, económico y cultural).

3. Medios privados versus medios comunitarios, libres y alternativos.

4.Identidad y autonomía cultural para la comunicación alternativa y comunitaria

5.Comunicación para educar y organizar para la transformación.



Desde estas "coordenadas flexibles" se inició la conversa que en todos encontró fisura para anidar el asombro.


Javier dice:

Desde el cuerpo, ¿cómo hago para perder el cuerpo? ¿cómo hago para no ser?.


De esta descorporeidad, de esta despersonalización planteada levantamos vuelo para otear el horizonte de las alienaciones. Todo esto ocurre porque arrojamos a un lado el diálogo sincero y por ende no hallamos en nuestro ajetreado abismo cotidiano, la memoria colectiva que somos y hacemos.


De las realidades a las realidades virtuales que seducen con su "instantáneo agite" (verbigracia la historia de la humanidad contada por la CNN). Somos mercancia y consumidores antes que seres humanos, somos papel moneda que se canjea, dice el orden hegemónico, y por ello, reducidos a capitales virtuales no es de extrañar que la melancolía se patente sin pena ni gloria.


Saber que no hay desmemoria sino falta de memoria para levantarnos de nuestra insensibilizada vida y así deambular por entre los verbos amodorrados e invitarles a la acción libertaria de decir como es deseado, de contar como nos nazca y de equivocarnos y enmendar, ¿por qué no?, desde una sensibilidad colectiva anclada en los dolores y en los partos que nos han amasado desde que somos lo que somos.


Sigue el voceo, y avanza el sol en las nubes allá arriba. Javier sigue comentando: "Una comunidad debe construir sus momentos de interiorización de sus procesos históricos" "[...] necesitamos construir la memoria colectiva".


Esa construcción de la que hablamos conscientes de su desafío y risa debe ser nutrida de amor y tiempo. Hablamos de un amor distinto al fantoche telenovelesco y mediático. Hablamos de un amor mirada sincera, un amor tolerante y diverso, un amor plural donde quepamos los soñadores. Necesitamos de un "tempo" para revisarnos a lo individual y colectivo para tejer la filigrana de las memorias ocultas.Tiempo para ubicar los paisajes, los marullos y ecos que engavetados deambulan por entre encerronas decretadas por "puristas".


Normalizar la comunicación para desconocer esta "comunicación mediada" que nos impide ver el rostro de lo que somos y que nos impone el llanto y la oscurana cuando le resulta a los "ostrones tecnócratas" un "negocio redondo".


Para que los medios de comunicación no sigan siendo los eternos destructores de atmósferas, construyamos el nicho de nuestros colores y glorias para deambular reflexivamente, desde nuestro tiempo, desde nuestros asombros, en la construcción de una comunicación para amar y sentirse amado.


Esta tertulia dejó colar esta frase: "[...] es que los procesos internos son muy lentos". Enhorabuena la lentitud que está llena de la colorida paciencia. Enhorabuena este empecinado gesto de sabernos todos los lunes partícipes del diálogo, para serenarnos más y ser por tanto, mejores en la escucha.

Nombro a un amigo poeta de esta ciudad puerto, Alberto Quero (Maracaibo, 1975) para abrazar su visión - palabra en el poema Lento (que a continuación adjunto) a la idea que moviliza la nueva comunicación que anhelamos, cercana, sincera, vecinal, nuestra.

Lento

A Rafael Cadenas.

Para mi no es la vida probable
ni el asombro ante ella;
yo carezco de apremios, de fulguraciones
y de incisiones desapercibidas.
Tampoco me llama el placer trotamundos
y aun menos la sabia fecundidad del
nomadismo;
yo giro en torno a los crepúsculos
y mi único rugido es una catarata;
yo no soy prisas
ni las previsibles furias de una sangre a medio
estrenar
sino la erosión y las mareas:
a mi me surca la calma
y mi sombra huele a parsimonia



Asi que,
si el mundo está apurado,
que se vaya, no importa:
ya pasará otro.

Y en ese me iré.


Tomado de: Los Espejos Plurales. Antología Poética Estudiantil de la Escuela de Letras de la Universidad del Zulia. 2001. página LXLI.



Sigamos pues volando. El paisaje resulta grato. Este próximo 28 de mayo de 2007 seamos abrazo colectivo.

A continuación un texto del amigo José Javier León intitulado:

Sobre La Publicidad
.


Consumo, luego existo

José Javier León

(Apuntes para contribuir al debate sobre la publicidad y el socialismo del siglo XXI en la Universidad Bolivariana de Venezuela)

En uno de los avisos más curiosos de las virtudes conjuntas de imperio e industria, los fabricantes de jabones Pears publicaron en 1887 un cartel titulado «La fórmula de la conquista británica». En el se representaba a un conjunto de sudaneses semidesnudos mirando con admiración –uno incluso arrodillado en actitud de plegaria- una roca donde estaban escritas las palabras «PEARS’ SOAP IS THE BEST» («el jabón Pears es el mejor»). La higiene no sólo está muy próxima a la piedad, sino que es una de las marcas que define la civilización. Y a los europeos se les había confiado la tarea de proporcionarla.

Anthony Paguen

Pueblos e Imperios. Mondadori, 2002

I

El sistema capitalista existe y se sostiene gracias al consumo. No es sólo la plusvalía, el desequilibrio en la riqueza, la relación entre desempleo y flexibilidad laboral, no es la ganancia en contra de la depreciación de la calidad de vida de los trabajadores, no, el sistema existe y se sostiene a partir del consumo, existe para él y por él. Sin consumo todo lo anterior no tiene sentido porque el circuito que va de la explotación a la producción se cumple cuando pasa por el consumo. En algún momento he pensado en aquel juego de los órganos que se peleaban el grado de importancia, por ejemplo, el corazón que decía que él era el más importante, el cerebro que argüía lo mismo, así el hígado, así el páncreas, todos pues, reclamando su supremacía, de último estaba el culo, callado, esperando su momento para actuar, y, para probar su poder cesó de trabajar… Ya nos podemos imaginar lo que sucedió. Bueno, pienso en el consumo como en el culo del mundo, y lo que procede es sellar esta salida, ponerle un tapón, y esperar a que el sistema se descalabre.

Algunos movimientos políticos se encaminan en esta dirección promoviendo el no-consumo de algunos productos, hablo de campañas dirigidas a crear conciencia y a responder con organización social a las empresas e industrias que los producen, pues en su arrogancia olvidan que el consumidor tiene en sus manos la opción de comprar o no. Los venezolanos recordamos que durante el sabotaje petrolero y entre los años 2002 y 2003 el consumo del venezolano en el periodo decembrino se vio afectado por la decisión que tomó la cúpula empresarial de autotaponar el culo del sistema capitalista, esperando que el consumidor “reventara”, precisamente en ese mes, donde además se cumplió una campaña publicitaria muy curiosa (¡y con toda seguridad para los anales sin duda del arte publicitario!), pues el producto se promocionaba in absentia, algo así como “¿Te gusta? Ah, pues no lo tienes por culpa de Chávez y no lo tendrás hasta que salgamos de él”. La estrategia como sabemos no funcionó, el propio cuerpo del sistema reventó y como dijo uno de sus conspicuos voceros: “el paro se nos fue de las manos”. La población, nosotros, cambiamos rápidamente ciertas prácticas de consumo arraigadas por la costumbre y la publicidad de años, y si es cierto que regresaron con otros bríos, algunos productos incluso con nuevas apariencias que hicieran olvidar los días de ausencia, es cierto que aprendimos o nos dimos cuenta (aunque creo que olvidamos, como olvidamos que la UBV es hija directa de esa toma de conciencia colectiva como lo fue también Mercal, Barrio Adentro, la política total de Seguridad Alimentaria, las Misiones en su conjunto, etc.) que podemos resistir y cambiar, inventar soluciones. Los empresarios no esperaban esta reacción y fueron sorprendidos. Por tres meses no nos hicieron falta hasta el punto de arrojarnos a sus pies y pedirles que regresaran a cambio de la cabeza de Chávez. Lo interesante de todo esto es que no nos hemos dedicado a darles por ahí, es decir, a ponerle nosotros, organizados en comités de usuarios y consumidores, el tapón al sistema. Nos percatamos a medias en aquellos fulgurantes meses de nuestro poder, pero una vez que pasó se nos fue y hemos ido olvidando los detalles, ya los productos regresaron y se posicionaron, como dicen en la jerga “marketingnesca”, y vuelve a ser difícil que la organización social de motu propio y no arrastrada a ello por las circunstancias, se rearme y tome decisiones soberanas con respecto al consumo de determinados productos. Porque una cosa es cierta, si pensamos el consumo, pensamos en la producción. La conciencia en el consumo nos abre la conciencia hacia el producto y la producción, y por supuesto, hacia los productores. La publicidad sabe que su peor enemiga es la conciencia, no otra cosa sino el esclarecimiento de los oscuros y muchas veces terribles pormenores que llevan a la producción y consumo de determinados productos. Lo cierto es que la publicidad vela u oculta todo el proceso, y en su colorido y despliegue gratificante, desvía la atención hacia lo que no es, distrae al consumidor de su conciencia que es como decir de sí mismo, lo sustrae a su propia intimidad y le crea un yo otro, el consumidor, incapaz de opción, incapaz de elegir, un yo seducido pero sobre todo fácil de seducir, moldeado y moldeable por los medios, por la propaganda del sistema, por la publicidad, un yo que no ofrece resistencia, que se deja llevar y que entiende que ahí reside la vida verdadera, en esto de dejarse arrastrar por el viento de las modas y las ofertas. Sucede que muchas veces este yo termina suplantado el yo real, digamos ese que tiene necesidades verdaderas, mientras el “yo que consume”, el irreal, el fabricado por los medios, se hace cargo irresponsable –hay que decirlo- de todas las funciones vitales, las suplanta por sucedáneos y placebos, hasta que el cuerpo y la conciencia real sucumben de consumo. Pienso en los anoréxicos, en los abulímicos, pero también en esta suerte de boom de los cuerpos reconstruidos, en los que la metáfora del cuerpo irreal para el consumo se hace “hueso y carne”, de silicona e injerto, sí, pero en definitiva un fantasma voraz que camina, que respira, que ocupa por entero el espacio del hombre y la mujer real, que lo suplanta y lo olvida tal vez para siempre.

II

La publicidad que conocemos necesita “fabricar” un consumidor o en todo caso, se dirige a ese cuerpo creado por la acción del sistema todo, que como ya dijimos, existe por y para el consumo. No puede la publicidad hablarle al real, porque éste puede optar, desviar su ruta, elegir otro camino, no precisamente otro producto sino definitiva y radicalmente otra cosa. Para evitar esta escabullida la publicidad crea una suerte de cerco visual y pone delante de los ojos del consumidor receloso, ese que todavía no ha renunciado a ser, no al indeciso que no sabe entre una marca u otra, sino al tocado por la duda, al que sospecha del sistema, al irónico, al que sabe que participa de una tramoya, al que no se traga el cuento, una gama variopinta de distintos productos que son el mismo, aunque cambie el nombre del fabricante y le haga publicidad adversa, todo para que el consumidor crea que elige, y así satisfaga su amor propio porque supone consumir “a conciencia”. Porque no se trata de comprar, de ir de shopping, sino de reconocimiento e identidad. Yo consumo porque así me afirmo en mi ser, en esta sociedad de consumo, la única que existe, y no ser un ciudadano de esta polis me convierte en un bárbaro. En otras palabras, yo consumo para darle existencia al “yo que consume”, ese otro yo, que aunque me habita me borra. Consumo, luego existo.

III

La publicidad que conocemos niega el ser, porque necesita suplantarlo por un ser otro, el que hemos llamado “yo que consume”. La publicidad es pues, engañosa y no puede ser de otro modo, porque lo que vende es para el otro, para la vida del otro, el cual termina “alimentado” a despecho del real, que se sostiene y de paso engorda con las energías, proteínas y calorías que desprenden por defecto los llamados “alimentos”. El cuerpo irreal del consumo, consume al propio cuerpo que lo sostiene y de esa ruina y despojo se yergue con otro nombre, con otra apariencia. Consumir es vivir otra vida, como vivir en otro planeta, en otra parte. Al planeta del consumo debemos arribar con otro cuerpo, con otro ser.

IV

Necesariamente, no puede existir otro tipo de publicidad que la que nos invite y lleve a ese otro planeta, a esa otra forma de vida y de vivir. Toda publicidad es engañosa en este sentido, sí sólo sí, la miramos desde esta precaria orilla de la realidad real. Si saltamos, si nos dejamos ir, si sucumbimos al no ser, si nos transformamos en yo que consume, si nacemos de nuevo, si nos bautizamos y entramos en los moles como en una iglesia, entonces la publicidad deja de ser engañosa, y se convierte en “noticia”, en “información”, y de tan real y tan cruda, pasa a ser amarillista, descarnada. Recordemos un clásico: las fotos de Benetton. Dentro, todo es real, y a esa realidad otra, llegamos con nuestro cuerpo transformado, operado, otro. Real, sueño o aspiración, lo cierto es que ese otro cuerpo comienza a pujar, a reclamar su espacio, su lugar, su encarnación.

V

Ahora bien, si continuamos en esta orilla y logramos asistir al espectáculo como de fuegos artificiales de la fiesta del consumo, es posible que entendamos que la publicidad, en tanto que quiere destruir nuestros cuerpos reales, nuestros yo, nuestro ser, es antiética (porque a la ética le compete todo lo humano, y la publicidad engañosa -¿cuál no lo es?- es la negación de lo propiamente humano), y que no es posible concebirla de otra manera a menos que construyamos “publicidad” de este lado del mundo, para cuerpos reales, para nuestro yo y ser. Actividad que comienza por ser paradójica y resultar contradictoria cuando no absurda, porque si soy y lo sé, porque no se puede ser sin saberlo, no necesito más afirmación. Aquella frase de Sócrates queda al descubierto: si sólo sabe que no sabe nada, entonces sabe que no sabe; luego, sabe “algo”. En la vida y la realidad, no existe publicidad como tal, sino afirmación de la vida y la realidad. A nadie puedo convencer de la vida y la realidad, a menos que ciertamente dude o descrea de la vida y la realidad; como convencer a un suicida compulsivo de las ventajas de la vida. Si a ello me dedico, como ahora, a mirar desde esta orilla de la vida la no vida o vida artificial del consumo, es porque en definitiva las fuerzas del consumo son legión, como dijera de sí mismo el demonio.

VI

Publicitar la vida, en cambio, me parece, en principio, que niega a la publicidad, sólo que no le encuentro objeto y me parece absurdo, algo así como “nada como la comida sana, lava bien las frutas, te recomendamos no usar licuadora, tritura o come las frutas y verduras recién cortadas…” etc., recomendaciones, tips de salud, que así los llaman, y que aparecen precisamente en las revistas y publicaciones que promueven con más desafuero el consumo. Resulta absurdo porque promocionar de manera casi lastimera las propiedades y el gozo de la vida supone que la muerte ocupa ya todo los terrenos y que nada se puede salvo tomar algunas precauciones, con el objeto de salvar el cuerpo real que a fin de cuentas es el soporte del ingrávido y operado hijo del consumo. Ojo: el consumo no puede borrar la presencia de la muerte, de ahí que venda salud y seguridad y que mienta (manipulando con el miedo y la fascinación que produce la muerte en nosotros los mortales) al ponerlas en un primer plano, en un grado de preponderancia desde el cual persuade al yo que consume de que su salud es “vital”, y lo es, ciertamente, sólo que –allá, en la irrealidad del global village del consumo- “vital” para el sistema: Resiste mientras consumo, es más o menos la orden sorda que recibe, y como para resistir también debe consumir, pues están a la venta el aire fresco, el relax, el confort, las verduras y las frutas, a la venta y bien cara la salud que necesita para seguir consumiendo, para continuar el ciclo, la espiral, la carrera indetenenible, y sostener, hasta que diga ya, el disfraz de vida de la muerte a crédito.

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Son válidos y necesarios los comentarios.
Imágenes de este lunes 21 de mayo de 2007 a continuación:













martes, 15 de mayo de 2007

Comienza el Curso de Formación Sociopolítica en la Universidad Bolivariana de Venezuela Sede Maracaibo

De la mano y del latido, de la voz y de las ideas de los compañeros docentes Ruth Jiménez y José Javier León se da inicio, este 14 de mayo de 2007, al Curso de Formación Sociopolítica de la Universidad Bolivariana de Venezuela Sede Maracaibo, en la construcción del Socialismo del Siglo XXI.

El temario, en este primer encuentro abordó lo relacionado a los instrumentos revolucionarios (Organización). Es así como presenciamos una interesante introducción, fluida y reveladora de la amiga Ruth Jiménez sobre la corriente histórica de las luchas populares.

Los movimientos sociales de base, la Constitución Nacional y Organización Popular así como la corriente histórico social de la resistencia indígena, la resistencia cimarrona, la corriente bolivariana, el cristianismo liberador y el socialismo indoamericano fueron puntos claves abordados en una mañana larga y provechosa donde el diálogo y el asombro estuvieron presente.

A continuación unas imágenes del lugar de conversa. Salón 2-10 de la Sede Maracaibo de la UBV.

















El amigo y docente de la UBV José Javier León asumió, luego de Ruth Jiménez, la tarea de prolongar la tertulia, cumpliendo de manera muy plena con la intención de convocar entendimientos para sabernos desde nuestros más ocultos paisajes históricos.

Javier habló desde el revés de la conquista, desde los otros sonidos y colores que nos hacen resistentes por herencia a todo modelo castrador de la risa y los asombros.

Un texto de su autoría sintetiza gran parte de la voz y la gestualidad puesta en servicio del asombro, así pues este primer capítulo del Curso de Formación Sociopolítica con el que construimos construyéndonos.

Notas y recuento del libro El rechazo a la civilización

de Miquel Izard (Península, 2000)

“Las culturas caribeñas eran lúdicas y hedonistas, como la mayoría de las que se forjaron antes de la plena implantación del capitalismo, y dedicaban buena parte de la jornada al ocio, la diversión y gozar con los placeres que se logran por medio de los sentidos; pero siendo trashumantes su creación artística fue en esencia intelectual y no dejaron restos materiales impactantes en el ámbito de la arquitectura o la escultura, y apenas se ha conservado nada de su literatura, oral por supuesto, música o danza, porque ellos jamás sintieron la necesidad de hacerlo y porque los extraños que todavía pudieron percibirlo no pensaron que valiera la pena recopilarlo. Sólo puedo aportar dos pistas muy indirectas. El anónimo filibustero francés de la primera mitad del siglo XVII verificó que había dos hablas caribes, una masculina y otra femenina, mientras Pelleprat dice, contando cómo les enseñaba el catolicismo, que los varones nunca intervenían, pero alguna mujer le preguntó, al decirles que Dios se hizo hombre por amor a los hombres, «si así mismo no se hizo mujer por amor a las mujeres»

M. I.

I. Hispanidad

El primer propósito de Miquel Izard en El rechazo a la civilización, es echar por tierra la sacralización de la historia que sobre la conquista y la colonia practicaron los “políticos e intelectuales, eruditos y profesores, seglares y sacerdotes… en perfecta sintonía con el resto del franquismo” (27). En la construcción de la “Leyenda apologética y legitimadora” – (Lal) en el libro- se contó además con extranjeros, mejores si eran latinoamericanos. Entre nosotros Arturo Úslar Pietri, como será dicho en su momento, cultivó las claves de la historia del “Nuevo Mundo” según España y Franco, con una fidelidad que le conferiría premios como el Príncipe de Asturias y aquí, el reconocimiento y elogio de prácticamente todos. Como otros, tuvo como tarea desprestigiar al abate Reynal, incurso en la construcción de la “Leyenda Negra”, como sabemos por el colegio, opuesta punto por punto a la “Leyenda Dorada”, la que retrata la gesta de los españoles venciendo todo tipo de obstáculos hasta sentar las bases de la Hispanidad. Para evitar distorsiones, dice William Hickling Prescott (1796-1859) “no los veamos (a los españoles) a la luz de nuestro siglo. Retrocedamos al suyo, y coloquémonos en el punto de vista que permite la civilización de entonces” (28). Otro panegirista de la leyenda dorada es Vasconcelos (1882 -1959), quien se refirió a las culturas originarias como “razas degeneradas”, sin espíritu, telúricas, decadentes, de torpe pensamiento, y sin embargo, los españoles lo tradujeron, lo catalogaron, lo perpetuaron en libros y crónicas, “y hoy ya sólo la ignorancia puede repetir el dislate de que los conquistadores destruyeron una civilización” (29) Martín Araujo también destacó las bondades de otro entusiasta de la Hispanidad, Carlos Pereyra (1871-1942): “Se nos dijo que la colonia había sido una noche de tinieblas y despotismo, y Pereyra nos reveló el panorama de los colegios, los caminos, las ciudades, la industria y los teatros, que hicieron de la Nueva España la primera nación del continente…” (30) Carlos Hamilton, historiador chileno, dirá que los crímenes y crueldades fueron mucho, pero excepcionales, y que España no ocultó sino que denunció. El Ministro de Educación Nacional, D. José Ibáñez Martín, en 1940, pronunció un discurso en el que afirmaba que “Dar vida a unos pueblos, enseñarles a hablar un mismo idioma, a vivir idénticas costumbres y a rezar a un mismo Dios, es crear el lazo indestructible de una unidad espiritual que encierra en sí todo el símbolo de una predestinación histórica” (37). Importa no pasar por alto que fue José Antonio Primo de Rivera (1903-1936) fundador de Falange Española, quien institucionalizó para cada pueblo hispano, “heredero de Colón, Cervantes y de Santa Teresa (…) consagrarse el día 12 de octubre a la conmemoración y exaltación de la Raza” (39). Aquí en Venezuela se institucionalizó en 1921, bajo el gobierno del Gral. Juan Vicente Gómez.

Salvador de Madariaga (1886-1978) llegó a decir que España, como Estado, “se opuso en todo momento a que se maltratase a los indios y negros, castigándolo severamente en sus leyes (…), además, “salvó e hizo progresar en calidad y cantidad de población a los naturales y creó un sistema de relaciones con los negros importados que, aun lejos de ser perfecto, fue mejor –o menos malo- que el de los franceses, los ingleses, los daneses y los holandeses-“ (41). En resumen: “Es propio de la Leyenda apologética y legitimadora (Lal) –dice Izard- el contubernio de cronistas, poder, clero e intelectuales orgánicos. Desde los primeros escritos coetáneos a la conquista, todos actuaban al unísono, pues no eran gran cosa más que la voz de su amo.” (42)

Otro aspecto que cubría la leyenda era la conquista como proeza, una hazaña de dimensiones sobrehumanas; desde esta perspectiva habría que considerar las penalidades y muertes de españoles que “costó el descubrir y recorrer la extensión de América” (44). Además, como lo explica Madariaga, el “desorden y anarquía de los primeros años [exterminio de nativos en las Islas] no era sino explosión de energías refrenadas por normas civilizadas súbitamente liberadas al borde del mundo de la autoridad.” (50). Es más, no fue que los españoles fueron crueles sino que para la expansión de la civilización y el imperio español, los naturales eran un obstáculo, sí Madariaga decía “que el obstáculo mayor con el que tuvo que enfrentarse [España] en su labor creadora y política fue la existencia de los naturales y la de los negros, en aquella compleja sociedad” (51). Lástima, dice Madariaga, las ilusiones de convertir a los indios en “futuros soldados de la Cristiandad frente al Islam, se habían apagado o desvanecido” (52).

Por otra parte, la esclavitud no la trajeron los españoles, puesto que ya existía, sino el “principio de la abolición en cuanto a los indios concierne” (55), la de los negros no porque eran “gente ajena a la cristiandad y oriundos de lugares fuera de la soberanía del rey de España” (56).

Una de las ideas más sutiles sobre la conquista es la que afirma que desde el mismo momento en que los españoles pisaron tierra el cambio estaba dado, y lo que es peor “sin solución de continuidad”, como afirmó Restrepo Canal (60). La misma idea la sostuvo Arturo Úslar Pietri. Esto se explica porque América era un territorio virgen, un “desierto verde”: “Balboa descubrió el Pacífico; es decir que el Océano no existía antes de 1513 o, lo que es lo mismo, las antiquísimas culturas china o japonesa estaban a orillas de una entelequia marítima…” (67)

II. Naciones excedentarias o autosuficientes

¿Qué existía cuando llegaron los españoles? Una pregunta que los apologéticos de la conquista respondieron como ya vimos, pero que a la luz de la desmitificación, la desacralización y la crítica, Miquel Izard intenta responder: “La organización social y la distribución espacial de los colectivos americanos eran, en 1492, antagónicas de las del resto del orbe. Tres o cuatro estados ocupaban poco más del 10 por 100 del continente y englobaban algo más de la mitad de su población, mientras multitud de naciones autosuficientes señoreaban el resto, casi el 90 por 100” (68).

La clave de este libro está en la diferencia que Izard establece entre naciones excedentarias y naciones autosuficientes. Las excedentarias se caracterizan por una sofisticada agricultura, uso intensivo de agua y abonos, producían por encima de sus necesidades lo que implicaba significativamente que quienes “expoliaban el excedente recurrieran, para defender un sistema desigual e injusto, a una represión física o ideológica mediante la religión, el ejército o la familia y manifestaran su desmedido poder con ciclópeas construcciones (…) Teotihuacan, Dzibilchaltún o Tiahuanaco. Además, alcanzaron logros notables en astronomía, aritmética o medicina” (68).

Las naciones autosuficientes se caracterizan por ser “no conflictivas, naturales, lúdicas, hedonistas, comunitarias, autodeterminadas o armónicas” (68). Cultivaban el ocio, los placeres sensuales –por demás gratuitos-. Nómadas, su creación en esencia es intelectual “-ello supone una agilidad especulativa notable- y no han dejado restos materiales espectaculares; pero puede fascinar la estética de su cestería o cerámica” (68). Sorprendió y sigue sorprendiendo, apunta Izard, “la ausencia de religión, familia o estado”.

Aunque conocieran la agricultura se abastecían en esencia cazando, pescando o recolectando; consiguen lo que necesitan “mediante mecanismos que tienen por juego, recreo o habilidad, que les proporcionan, a la vez, alimentos, artilugios y placer, pero no beneficio económico; al no haber excedente se ahorran rivalidades y egoísmo, individualismo y acumulación, escuela o poder represivos; los intercambios, de dones intangibles por encima de todo, son muy considerables; la moral, coherente, se basa en solidaridad, reciprocidad y cooperación; sus creencias son un conjunto de pautas para interpretar el entorno físico y metafísico e integrarse al mismo” (68-69).

III. La conquista en cuatro etapas

  1. Buscando las Indias, topan con lo que será América. “En una primera etapa, de esclavización y despilfarro, los castellanos, ansiando dar con la vía que permitiera seguir navegando hacia poniente y precisando mano de obra para los placeres (debía amortizarse el costo de nuevas expediciones) y cultivar para avituallar naves y alimentar conquistadores, vieron el ámbito antillano y aledaños como una pura etapa y no se inquietaron por la evidente mengua de nativos.” (71)
  2. El Nuevo Mundo se convierte en una vasta mina. “Esta segunda etapa implicó el control occidental de los pocos estados excedentarios (el azteca, por ejemplo), sus periferias y algunas costas”, un poco más del 10 por 100 del continente. “Utilizaron súbditos de los reinos conquistados como siervos en la minería de plata (…) e intentaron lograr el mayor lucro posible incrementando de forma compulsiva productividad y consumo (…) obligando a los nativos a adquirir lo que no necesitaban o a padecer, contra su voluntad, los repartos de hilaza” (71) Para lograr neutralizar el rechazo indígena al nuevo orden social y económico, fue preciso un “complejo aparato represivo, basado en violencia física, ideológica y cultural, que incluso afectó a los blancos” (71-72)
  3. Penetración al interior del continente. “…captura y ocupación de territorios que los blancos llamaban desiertos” (72), a consecuencia del hallazgo de oro.
  4. “Inmolación de los últimos paraísos, iniciada hacia 1890 ocupando la Amazonia”, la cual está concluyendo de forma dramática. (72)

Esta empresa de siglos ha sido respaldada por una ideología que justifica y sacraliza su actuación. La de España fue pionera y sirvió de modelo a la de Gran Bretaña, Holanda o Francia.

Esta explicación la practicó Germán Carrera Damas, en Una nación llamada Venezuela (Monte Ávila, 1991). En efecto, afirma el historiador que han habido sucesivas avanzadas, cada vez más al interior del territorio, del modelo excedentario –en términos de Izard-, del modelo de expansión capitalista y luego liberal burgués, en términos de Carrera Damas. Se comprende la sobrepoblación de la costa y la poca densidad poblacional al sur o al interior del país. Es comprensible que hoy, cuando se discute y construye un nuevo modelo económico, el poblamiento del territorio, la “colonización” por los propios habitantes del país, como decía Simón Rodríguez, sea un tema de primer orden en la nueva Geometría del Poder.)

IV. Discurso salvaje

Los sobrevivientes “se vieron obligados a fingir y simular, a aparentar que toleraban lo que les imponían pero siguieron vinculados, de forma furtiva, a sus hábitos anteriores o a sus creencias ancestrales…” (78). Para ahondar en esta explicación se recomienda leer Discurso Salvaje de J. M. Briceño Guerrero.

V. Las guerras de “independencia”

Desde la perspectiva de Izard es comprensible que las guerras de independencia sean ajenas a los nativos. Los blancos estaban preocupados por la implantación de la “sociedad excedentaria” y los nativos en resistir y en conservar sus modos de vida “autosuficientes”. En efecto, “Los vencedores, diría que los liberales autoctonistas (…) decidieron implantar, ahora plenamente (a mediados del siglo XIX) el proyecto burgués que había ido sazonando a lo largo de estos años, implicando de manera ineludible tanto en Europa como en América la liquidación de los últimos restos de la sociedad autosuficiente, el manejo comunitario de tierras o pastos, pago del tributo en especie o dedicar una parte del tiempo diario a practicar su cultura del ocio, sus complejos ritos sociales o a usar las lenguas vernáculas. Si en Bolivia la tarea la imaginó el propio Bolívar, en México fue cosa de Juárez. El acoso conllevó nuevas insurgencias, en realidad continuación de las anteriores…” (79). La implantación de una sociedad del todo excedentaria implicó el desalojo de miles de personas de las zonas rurales, los que acabaron en las ciudades desaculturados, desarraigados y vinculados a actividades degradantes para poder sobrevivir (80). Los ilustrados supieron luego de varios ensayos frustrados que “para contrarrestar la numantina resistencia de los futuros perjudicados debían desmantelar del todo su cultura, el complejo tramado mediante el cual aquéllos se defendían y conseguían preservar sus peculiaridades con las que se enfrentaban a los retos que implican vivir; y uno de los mecanismos básicos de esta nueva embestida fue desamortizar, liquidar, insisto, los últimos resquicios del manejo comunitario de tierras, pastos y bosques” (81)

V. Raíz anterior al “árbol de las tres raíces”.

Rasgos culturales aborígenes, propios en general de las culturas autosuficientes antes de la llegada de los españoles, citados por Juan Álvarez Mendizábal (Cádiz, 25 de febrero de 1790 - Madrid, 3 de noviembre de 1853): “la autoridad prácticamente no existía, ni era necesaria. Poseían la tierra en común, practicaban el comercio en muy pequeña escala (…) y carecían de moneda y de estimación verdadera de los metales preciosos. Todos trabajaban para sí mismos y desconocían la prestación de servicios como no fueran de carácter amistoso o familiar; no acaparaban, porque no sentían aún la necesidad de la previsión (…) No sentían la necesidad de protegerse individualmente o de proteger a sus familias, porque la comida de todos estaba a la disposición de cada uno (…) Todos los cronistas están de acuerdo en declarar que las riñas dentro de la tribu eran desconocidas; no había querellas ni por asuntos de interés ni por motivos sexuales; las casas carecían de puertas, (y) las sementeras de vigilantes (179). Pérez de Rivas en 1650 afirmaba que “su conducta la regulan por las costumbres tradicionales de la tribu, que observan tan fielmente, sin necesidad de coacción, que entre ellos no existe el robo, la mentira, el asesinato, ni insubordinaciones, viviendo siempre en un ambiente de armonía. Hay entre ellos un gran respeto por sus mayores…” En otro lugar afirmaba que “aunque en algunos no se puede negar que había restos de idolatría formal, (…) otros no tenían conocimiento alguno de Dios, ni de deidad alguna, aunque falsa, ni adoración explícita de señor que tuviese dominio en el mundo, ni entendieron que hubiese providencia de criador y gobernador de quien esperasen premio de buenas obras en la otra vida o castigo de las malas…” (179)


Ver

  1. http://www.analitica.com/bitblio/roberto/quinientos.asp
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Buen comienzo para iniciar con vuelo alto esta construcción plural desde las ideas y las acciones.